A Ezequiel Contreras (35) y Nicolás Vergara (35) los asesinaron a balazos este lunes en el cruce de las calles 841 y 2, al sur del Partido de General Pueyrredon. Ambos hombres trabajaban en el sector de la construcción y se sospecha que fueron víctimas de un sangriento ajuste de cuentas.
Nada hacía pensar que la tranquilidad del lunes soleado en el sur del Partido de General Pueyrredon podía llegar a verse alterada por un hecho violento. Pero mucho menos se iban a imaginar los habitantes del barrio San Eduardo que en horas del mediodía iban a oír una serie de detonaciones, seguidas de la acelerada de una moto, el ruido de la colisión de un automóvil contra una vivienda, los gritos de auxilio de un hombre y, finalmente, un silencio sepulcral.
El frío embestía en el cruce de las calles 841 y 2 cuando todo se cubrió de sangre y muerte. En pocos segundos, y por motivos que ahora son materia de investigación del fiscal Leandro Arévalo y el personal policial del Destacamento El Marquesado, el violento ataque se cobró la vida de dos hombres de 35 años.
Las víctimas fueron identificadas como Ezequiel Contreras y Nicolás Vergara. Ambos se desempeñaban como trabajadores en el rubro de la construcción y la balacera en la que fueron el blanco es, a priori, una incógnita. Eso sí, para los instructores judiciales y los efectivos que ya trabajan en la causa, algo les resulta casi indudable: por las características del ataque, sospechan que las víctimas sufrieron un ajuste de cuentas. El peor de los ajustes de cuentas. El móvil, claramente, se desconoce y deberá ser esclarecido en base a la recopilación de pruebas y testimonios que echen luz a un nuevo episodio oscuro que se suma a muchos otros ocurridos en los últimos tiempos en Mar del Plata y alrededores.
Por lo pronto, se sabe que Contreras y Vergara circulaban en un automóvil marca Citroën C4 de color azul cuando en su camino se cruzó una motocicleta con al menos otros dos hombres. Lo que siguió a eso fue una balacera en plena vía pública y la rauda fuga del rodado de menor tamaño.
Como si se tratara de una ficción sobre narcos y sicarios de las que se pueden ver en Netflix para distenderse, pero en la vida real, el rodado de las víctimas se despistó y chocó contra una casa. Del interior del mismo sólo logró salir uno de los hombres, Vergara, mientras que el otro, Contreras, ya estaba muerto en uno de los asientos delanteros. A pesar de sus esfuerzos para solicitar ayuda, el sobreviviente dejó de serlo a pocos metros, y también escasos segundos.
Mientras algunos vecinos salieron de sus viviendas para ver lo que ocurría, otros llamaron al 911 y dieron aviso a la policía. Poco después, llegaron al lugar efectivos del Destacamento El Marquesado y el fiscal Arévalo, junto a sus colaboradores.
La escena fue inmediatamente preservada, tras constatar los especialistas que ambos heridos habían fallecido. Personal de la Policía Científica inició sus trabajos periciales y trasladó los cadáveres a la morgue. En la zona, los uniformados encontraron vainas de pistolas calibre 9 milímetros, y determinaron que, a priori y por la mecánica deducida de la recopilación de las primeras pistas, Vergara y Contreras habían recibido varios disparos pero no habían efectuado ninguno.
Es decir, hasta el momento los investigadores sospechan que el o los asesinos fueron directamente a matar a las víctimas. Aunque no arrojan teorías ni hacen conjeturas respecto de los motivos, y hasta evitan relacionar el caso con la venta y el consumo de droga hasta tanto no surjan en el expediente claros indicios de que efectivamente podría estar atravesado por dicha problemática, piensan que actuaron prácticamente como sicarios.
“Ahora mismo no podemos descartar ninguna hipótesis. No podemos asegurar que fue un ajuste de cuentas oficialmente, pero es un hecho verdaderamente violento y muy llamativo, que ocurrió en pocos segundos y que no parece estar vinculado a otra cosa que no sea premeditada y con un móvil claro”, señalaron fuentes extraoficiales consultadas por LA CAPITAL en el lugar donde ocurrió el doble crimen.
Según pudo saber además este medio, cuando fueron asesinados Vergara y Contreras regresaban de una obra a la que habían ido a trabajar. En esa línea, los pesquisas procuran tomar declaración testimonial a los compañeros de las víctimas, y también a los vecinos de San Eduardo, para establecer si en la previa del hecho notaron movimientos, ruidos o comportamientos extraños o sospechosos.
En ese contexto, el personal de la Policía Científica secuestró el Citroen C4 en el que circulaban los hombres asesinados y las vainas servidas halladas a lo largo de aproximadamente 50 metros entre el automóvil y el sitio donde quedó tendido el cadáver de uno de los dos. Las próximas horas, coinciden los informantes, serán claves para el desarrollo de la investigación y el esclarecimiento del sangriento caso.